martes, 29 de mayo de 2012

Una tarde (no tan) idílica.


El domingo por la tarde hacía un día de sol y calor increíble, de esos que no volveré a ver mucho o nada por aquí. Así que todo el mundo tiramos para el parque Grosvenor a echar la tarde al solecito.
Estuvimos allí leyendo y hablando toda la tarde. Justo a nuestro lado había un grupo de jóvenes de unos 20-35 años que estuvieron toda la tarde fumando porros y bebiendo cervezas. Como a las 6 de la tarde o así se dio una situación, para mí, increíble. Uno de los chicos empieza a increpar a una chica por lo que ella se va pero, siguen chillándose desde la distancia, él la sigue hasta mitad del parque. Continúan discutiendo cuando él, de repente, empieza a tirarle cerveza encima. Ella hace lo mismo y empieza a chillar él “zorra, puta“ (ese tipo de cosas que es fácil imaginar). La chica hecha una histérica, chillando bastante, se va a la otra punta del parque con una amiga.
Entretanto, el parque estaba lleno pero, allí nadie se inmutaba y, el grupo con el que venían ellos riéndose de lo que estaba pasando.
La pareja siguieron discutiendo y la chica intentando huir del chico pero, él persiguiéndola. En un momento, ella le dio un guantazo porque él la estaba cogiendo del brazo. Se enzarzaron en una pelea. Intenté levantarme para separarlos pero, me pararon mis amigas “¿tu dónde vas?” “ni se te ocurra meterte”.  Y finalmente, llegó uno de los amigos y los “separó”. Lo de separarlos es un poco relativo porque estuvieron un buen rato más discutiendo. Finalmente, se fueron del parque y se les escuchó durante un rato chillar en la calle.
Yo estaba enormemente sorprendida de aquello y una amiga comentó “eso en España no pasa, si se da esta situación todos los tíos se levantan a decir ¿qué estás haciendo chaval?”. De lo que a mi quedó la duda ¿sólo los tíos?, ¿siguen teniendo los chicos que ser los protectores y salvadores del mundo? Para mí, tenía que haberse levantado todo el parque sin importar el sexo que fuera.
Después en Facebook varias personas habían puesto en el estado que vaya show de “gypsy” y que eso sólo lo hacían ellos. Yo todavía estoy alucinada, no con la situación (que por desgracia es bastante común) si no por la reacción de la gente. ¿Nadie, absolutamente nadie es capaz de intervenir en esa situación?

martes, 1 de mayo de 2012

De finde en la Super8


Hacía tiempo, bastante tiempo, que no me ilusionaba por algo. Simplemente, de un tiempo hasta aquí he hecho las cosas porque consideraba que debía hacerlas sin tener muy claro si era lo que quería o no. Incluso llegué a la experiencia del pasado fin de semana más por un deber conmigo misma que por ganas de hacer algo. Pero ha sido genial.
Hace un tiempo, de estos días que me aburro y, me pongo a buscar cosas para hacer por estas tierras (está bien eso de la tranquilidad pero, a veces no está de más hacer algo, de todas formas luego no hago ni la mitad), llegué a la Federación de Voleibol de Inglaterra así que me puse en contacto con ellos para ver qué podían hacer conmigo y si les servía para algo. Me aceptaron con mucho gusto, me dieron el contacto para que me pusiera en contacto con el club de Chester (finalmente no contacté con el club) y, me dijeron que contarían conmigo para actividades. Así que hace unos meses pues me escribieron para que fuera de voluntaria a la final de Inglaterra de voleibol y acepté.
Entre unas cosas y otras lo veía muy lejano y no le di más importancia. Hasta que llegó el día de antes y, tenía que picar billete de tren. Tenía tan pocas ganas de nada que ni si quiera compraba el billete. Lo compré la noche de antes, ya que si no me iba a tocar ir corriendo y estaba un poco lejos, la verdad.
Es cierto, que en esos días lo que menos me apetecía era hacer nada pero, también la situación me daba miedo. Me iba un fin de semana entero con gente que no conocía a intentar entenderme en inglés y teniendo una responsabilidad. Esa responsabilidad me pesaba más que nunca. Pero, detrás de ese miedo tengo que reconocer que tenía una ilusión enorme por volver a estar en una competición de voleibol.
Así que el viernes por la mañana, tempranito, cogí el tren hasta Leicester (una ciudad al lado de donde iba). Y me paré por allí a visitarla y por la tarde a las 18 o así me fui a Kettering. Busqué el pabellón y fui a verlo a ver qué tal aquello.
Cuando llegué al pabellón estaban montando el taraflex. Me presenté y, casualmente, a quien me presenté era el coordinador del campeonato. Me dijo que me sentara en las gradas y me preguntó lo típico (qué tal todo, el viaje, experiencia en el voleibol y poco más). Esta situación fue bastante extraña. Le pregunté que si necesitaban algo de mí ese día y me dijo que si quería que les echara una mano a acabar de montar la pista. Así que me presentó al coordinador de la pista y me puse a limpiar la pista con él. En el momento en que pisé otra vez una pista de voleibol me entró una sonrisa de oreja a oreja. Si verme, de nuevo, preparando un campeonato de voleibol aunque fuera de forma diferente me emocionó y pasaron un montón de anécdotas por mi cabeza. En ese momento me di cuenta de porqué estaba allí.
Cuando acabamos de preparar todo nos fuimos al hotel. Estábamos esperando en el hall a que bajara todo el mundo de las habitaciones para irnos al restaurante y el presidente de la Federación nos invitó a una cerveza y tal.
Luego nos fuimos a cenar al típico restaurante de carne a la parrilla, que tanto se lleva por aquí. Mi opción fue elegir al azar algo porque no sabía qué carajo eran las cosas. Entre las cosas curiosas de los restaurantes es que en la carta aparece cuántas calorías tiene cada plato y además en todos los restaurantes hay buffet libre de “ensalada”. En realidad, son cualquier cosa menos ensaladas; pasta, patatas, salsas… la lechuga y el tomate están pero pasan de ellos. Yo busqué el aceite y la sal para la ensalada y no lo encontré, así que sí o sí había que echarle una salsa. Acabamos de cenar y estaba muerta así que a la cama que me fui.
A las 8:00 de la mañana del sábado había que estar en el hall del hotel, pero a las 6:30 el sol ya entraba por mi ventana y me desperté. Así que me di una ducha a desayunar. En el desayuno conocí a más gente y genial. Uno de mis miedos era el poder entender a todo el mundo pero, la verdad es que podía. Salvo con mi compañero de pista que era con el que más me costaba entender. Tuve mala suerte y me tocó a quien más rápido hablaba pero, fue cuestión de acostumbrarse.
En el pabellón mi misión era controlar que la pista estuviera correcta durante el partido, que los mopas y los recogepelotas no la liaran y a volar. Así que la cuestión era sencilla pero, cada 10 segundos dudaba de si lo que estaba haciendo estaba o no estaba bien.
El único problema para mí era que los recogepelotas, no sé de dónde habían salido pero, no habían visto un partido de voleibol nunca. Entonces ralentizaban todo el partido pero, nadie dijo nada por lo que es posible que aquí el protocolo haga que sea más lento ya que los obligaban a cambiar la pelota siempre para que se la devolvieran los recogepelotas limpiada con una toalla (una pijería muy grande). Yo creía que me iba a costar más que me entendieran al explicarle cómo debían hacer las cosas los recogepelotas pero no.
En los partidos se celebraba la final de voleibol sentado. Yo había visto en videos de youtube el voleibol sentado pero, nunca lo había visto en directo así que tenía un montón de ganas de verlo. Si antes de verlo me llamaba la atención cuando lo vi en directo mucho más. De hecho, quiero aprender a entrenar voleibol sentado. No me preguntéis porqué pero, el ambiente de los equipos era muchísimo más deportivo y me encantó.
Cuando acabaron los equipos de voleibol sentado tuvimos que montar la pista de Voleibol de pie y nadie sabía exactamente cómo se montaba la red salvo yo. Eso hizo que me sintiera mucho más segura de lo que estaba haciendo.
El día estaba siendo enormemente largo y no acabamos hasta las 8 de la tarde en el pabellón. Pero, era una situación diferente a cualquier campeonato en el que había estado ayudando a organizar. Estaba cansada pero, no estaba estresada dando carreras de un lado a otro. 
A las 8 volvimos al hotel para cenar y todo el mundo se fue a la habitación y se cambió de ropa y se puso unos vaqueros una camisilla pero, yo bajé en chándal. Soy así de capulla. En ese momento dije: “nota mental, el chándal sólo para el pabellón”.
Mientras íbamos a cenar 3 de la federación me felicitaron por cómo habían salido las cosas. Si digo la verdad, no sé si era de verdad o por ser políticamente correctos. Con la hipocresía “bien queda” de los  ingleses es algo que no me quedó muy claro. Pero, dicho quedó.
En la cena, llevaba un chándal que tengo que lleva el escudo de la UGR. Y cuando me levanté a coger la ensalada llegó un tipo y dice: “esa es española”. Entonces me di la vuelta y empezamos a hablar. Resulta que era un técnico de la Federación Española, conocía la UGR porque había sido asistente de Aurelio (el actual decano de INEF), casualmente era el tío también del novio de una compañera de Facultad. Así que en definitiva, el mundo es un pañuelo y entre moco y moco no hay espacio.
Cuando acabamos de cenar nos quedamos un rato hablando en un bar y nos fuimos a dormir. Estaba cansada pero no tenía ganas de dormir.
A la mañana siguiente tocaban las finales. Estaba muchísimo más relajada. Hubo cosas que me parecieron increíbles. Nos hicieron entrenar a los mopas para que tuvieran una coordinación perfecta. Era una situación extremadamente ridícula. Un tipo con traje y zapatos en una pista de voleibol diciéndole a chicos y chicas de 13-16 años “go” y todos se movían a la vez para pasar la mopa.
Varias cosas más me llamaron la atención. Mi hermana Elena siempre me echa la bronca cada vez que eructo pero, me he dado cuenta de que aquí eructar en la mesa es algo normal. Cada vez que voy a comer con ingleses o inglesas lo veo. También, en los banquillos de los diferentes equipos tenían comida (chuches y patatas fritas) para mí es inimaginable que en un partido tuviera chucherías y me las comiera en los tiempos muertos o algo así. Yo me planteo: ¿no puedes comer antes o después del partido? En dos horas te mueres de hambre. No entiendo esto y, realmente, me planteo si tiene algún sentido o explicación biológica porque siempre he escuchado que lo mejor es comer 2 horas antes de cualquier actividad física para que la digestión se haga correctamente, así que no entiendo muy bien esto .
Así que, acabando ya, el domingo se jugaron las dos finales. Fueron bastante tranquilas y pude disfrutar de buen voleibol. Cuando acabó todo me quedé a echar una mano a recoger la pista. Nunca había visto quitar una pista de taraflex y, por supuesto, nunca había quitado una así que fue todo un placer aprender a quitarla. Cuando se despedía al español que había conocido la noche de antes, Luis, me dijo “Pero, ¿eso lo quitáis vosotros?” y le respondí “pues, ni idea yo es la primera vez que vengo por aquí” a lo que me dijo “en España la federación contrata a una empresa y nos desentendemos de eso, si hay una empresa de no sé quien que se encarga de eso”. Luego me he acordado de que hace un par de años uno de los patrocinadores de la Federación era una empresa que monta pistas de taraflex ¿casualidad?
Cuando acabamos de recoger todo en la pista vuelta a coger el tren y a casa. Con una experiencia genial vivida. 

sábado, 7 de abril de 2012

¿Una nueva yo?



Quizá he cambiado demasiado en 2 años. O, quizá he madurado/cambiado la visión del mundo o, he  DESPERTADO.

Hace ahora justo 2 años que mi vida dio un vuelco de 180º. Todo en lo que se sustentaba se cayó ( sería más correcto decir que lo derrumbé). Y, en los últimos meses, he tenido tiempo para pensar y replantearme todo. De mirar atrás y pensar qué he hecho desde entonces.
Siempre ha estado ahí una vena activista aunque, bastante apagada y ahogada por estar metida en otros proyectos. Pero, cosas de la vida, estaba en el momento adecuado y en el lugar adecuado y se cruzaron en mi vida una serie de personas que, cada día, me demuestran que el mundo se puede cambiar y, aportan nuestro grano de arena a este cambio.
Creo en lo que hago. Unas veces con más acierto y, otras con más errores; pero intento aportar mi grano de arena a aquello en lo que creo y por entender lo que no entiendo.
Puedo decir con total tranquilidad que me siento orgullosa cada día cuando me levanto de hacer lo que hago y, creo que, me está haciendo crecer mucho como persona. Y quien lo tenga que entender lo entenderá y quien no pues, tampoco pasa nada.
El deporte, la competición y la competitividad; Durante muchos años ha sido el centro de mi vida. Justo, hace un rato, me planteaba durante cuántos años he tenido que madrugar los fines de semana. Desde que tengo 11 años he madrugado prácticamente todos los fines de semana, porque tenía partido. Ahora puedo levantarme tarde los fines de semana o no hacer nada si no me apetece. He aprendido a valorar el tiempo libre.
No entiendo tantas cosas que nunca llegué a entender pero, que me empecé a cuestionar muy tarde. También, posiblemente, fue una forma de refugiarme en algo cuando necesitaba tener algo en lo que ocupar mi tiempo, y olvidarme de lo que me rodeaba y no me beneficiaba. Siempre he dicho que, mientras haga cosas no pienso en lo que pasa a mi alrededor. No puedo olvidarme que la época más difícil, hasta ahora, en mi vida la pasé refugiada en el voleibol. Alguna vez lo he pensado y, no sé si hubiera llegado hasta donde he llegado si hubiera dejado el voleibol alguna de esas muchas veces en las que me lo planteé.  
Hace unos días una madre de “mis niñas”, mientras veía un partido con ellas, me preguntaba si echaba de menos aquello. Pues, no echo de menos un ambiente contaminado por una competitividad nada sana. No echo de menos la hipocresía entre los y las entrenadoras y las falsas buenas caras. No echo de menos ver el estrés en un grupo de niñas y niños simplemente porque tienen miedo a no ganar. No echo de menos ver a la gente aguantar las lágrimas porque les han dicho que en una pista no se puede llorar.
Aunque, sí que echo de menos la sonrisa de esas niñas. Echo de menos el ver cómo crecen y progresan cada día. Echo de menos el sentir ese grupo de personas que conforman el club como parte de mi “familia”. Echo de menos esas sonrisas. Echo de menos aprender de ellas y ellos cada día.
Esto, es una etapa más de mi vida de otras muchas, que pasarán; Y, ya ha pasado. Todo esto me enseñó mucho y me seguirá enseñando cada día, de esto estoy segura.
Recuerdo cuando empecé a entrenar (con 16 años) y a los padres y las madres no pasaba más allá de decirles “hola” y “adios”. Incluso, si podía escaquearme de hacerlo lo hacía;  además no me gustaba que cuestionaran lo que hacía y eso hizo que mandara a más de una al carajo. Hoy, lo veo de una forma totalmente diferente y creo que, no sólo deben formar parte del núcleo deportivo sino que deben ser un pilar básico, que es normal que me pregunten el porqué tomo una decisión y no otra. ¿Y qué si lo preguntan?
Entretanto, otra de las cosas en las que he pensado es que ahora, en la distancia, es cuando me doy más cuenta de quienes están y quienes se han ido de mi lado. Muchos han sido los días en los que me he preguntado qué está pasando a mí alrededor y qué hago con mi vida. El cambiar totalmente de aires y tener que reconstruir todo lo que te rodea, a sabiendas de que es sólo para un año, no es fácil y más con mi carácter. Así que hay días en los que, simplemente, necesitas saber que hay gente que está ahí pero, hay quienes después de 7 meses aquí no he sabido nada, si no es porque yo escribo o llamo. De algunas, incluso ni si quiera he tenido respuesta cuando yo he escrito.
Por suerte, también habéis estado otros y otras pocas ahí cada día.  Simplemente ver que estáis ahí es suficiente. He hablado con vosotros y vosotras tanto que a veces, me da la impresión de teneros a mi lado. Así que, sólo, puedo daros las gracias por estar ahí y por enseñarme todo lo que me enseñáis cada día.

Pues…
Después de todo, he descubierto que, a lo mejor, no hay que hacer tantas cosas.
He aprendido que calidad de vida significa disfrutar de cada momento sin pensar en qué vendrá después. Que mejor ir despacio que ir tan rápido.
Así que sí, no quizá si no estoy segura de que, he cambiado. Pero en eso consiste la vida, en construirse y deconstruirse cada día.

miércoles, 4 de abril de 2012

¿Qué plan tengo para hoy?


El tiempo pasa tan deprisa que estamos en abril y casi no me he dado cuenta. Pero, si me he dado cuenta de que he escrito pocos post y os pido disculpas. 
Cada día, o la mayoría de ellos, me levanto sin un plan más allá que ir a clase, leer lo que me apetezca , llamar a alguien para salir de fiesta o, esperar a que me llamen. Durmiendo hasta que no tengo más ganas de estar en la cama....
Quiera o no es una situación que me descoloca y, mucho. No es mi forma de ser (o a lo mejor sí y no lo sé). Nunca he estado tantos meses sin tener un objetivo o, un porqué que me hiciera madrugar y acostarme tarde. Sin un compromiso que me hiciera rechazar otros planes. Sin decir “no puedo tengo scout” “no puedo tengo entreno” “no puedo tengo partido” “no puedo tengo…”.
Quizá es el momento de ver las cosas desde otro punto de vista, de disfrutar de los 22 años sin pensar más que en eso en disfrutar y en dejarme llevar, en ver cómo pasa el tiempo y como disfruto de no tener una responsabilidad.
No sentirme responsable de que un grupo de gente, de mi familia, o de un grupo de niños y niñas. Ser responsable sólo de mí misma y, a veces ni de mí. 
No agobiarme por no responder a un email, tener 100 correos en la bandeja de entrada y decir "ya los contestaré, ahora no me apetece". No agobiarme por no hacer las cosas ahora si no poder hacerlas después. No tener que dar explicaciones de porqué actúo así y no de otra forma. 
No sé porqué pero, no soy capaz de resignarme a esta situación y, me siento en la obligación de hacer más cosas y eso, sí que hay días en que me preocupa. 
Además, ya no es sólo que a mí no me preocupe hacer nada, es que mi familia me presiona para que haga más cosas; porque total para ellos y ellas no he hecho nada en la vida más que crearme enemigxs por estar manipulada o "darle patadas a un balón". Me piden cada día que ya tenga un trabajo fijo que me dedique a lo "mio". Porque con 22 años no puedo seguir dependiendo de mi madre o de una beca, porque con 22 años no puedo estar estudiando una carrera, porque con 22 años no puedo no tener un trabajo... 
También, tengo la suerte de que hay quienes me dicen "si no te apetece hacer nada simplemente no lo hagas", "¿y, qué pasa si no quieres comprometerte con nada?" y eso me da un soplo de aire fresco y me hace pensar: 
¡¿Y qué pasa si simplemente quiero no hacer nada?! 



lunes, 6 de febrero de 2012

una noche de fiesta


Hoy os voy a contar qué es Roises. Es una de las dos discotecas que hay en Chester y, algún día os contaré por qué a la única a la que puedo entrar.
También es la mejor discoteca de las que hay. Así que, después de esto, podéis imaginaros como es la otra (Cruise).
Roises tiene 3 plantas, en la primera ponen rock tipo U2, Oassis, Coldplay o música de los 90 tipo Spice Girls. En la segunda ponen discotequera de aquí vamos eso significa cualquier canción siempre mezclada con tecno. Y en la última ponen unos días rock más mejor (my Chemical romance, guns n’ roses….) o música latina, sin llegar al extremo del reggaeton (nunca sé como se escribe “mierdaton”).
Pero lo interesante de la discoteca no es eso. Es el ambiente. Están:
-          Los abuelos: son gente de unos 50 años muy trajeados ellos y ellas con unos vestidos muy horteras, que no son capaces de tenerse en pie de la tajá que llevan.
-          Las inglesas: por norma general, a las inglesas se les olvida ponerse el vestido. Se ponen una camiseta larga y creen que van vestidas. Toda persona que visita esta zona queda alucinada con la vestimenta. Los tacones no pueden faltar en el modelo pero, no unos tacones normales. Si no unos zancos y además con tacón de aguja. A mi me pisó uno de esos el jueves y tengo un maravilloso morado que me ocupa todo el empeine.
-          Los ingleses: al contrario que las chicas, los chicos no son de arreglarse mucho (camiseta y zapatillas). Salvo casos excepcionales que se ponen los trajes y las corbatas. Le tiran a todo lo que se menea. Es habitual encontrarse alguno durmiendo por la discoteca.
Las fiestas son siempre temáticas, todos los días hay una fiesta temática. Las que yo he presenciado son:
-          Animal’s party: ya os hablé de ella. Todo el mundo se disfraza de algún animal. Desde entonces se ha repetido varias veces.
-          El día gay: todos los martes es día gay con travestis y demás. Un espectáculo digno de ver.
El que yo presencié fue el primer martes después de volver de navidad. Más allá de lo travestis por la discoteca el resto de fiesta homo tenía poco.
Había un concurso. El concurso consistía en que las tías tenían que competir para ver quien “chupaba mejor el plátano”, le daban a tres tíos un plátano a cada uno y al ritmo de la música las tías tenían que chuparlo. La tía que ganara se llevaba 12 cervezas de regalo.
Después los tíos tenían otra competición. Tumbaron a 3 tías en una cama y les pusieron un plato entre las piernas con nata. La competición era a ver quien chupaba mejor la nata. El premio el mismo.
-          No se si se llamaba así pero esta era la “fiesta disfrázate como quieras”. Cada una/o iba disfrazada de lo que quería algunas iban hasta con el pijama. Nota mental: por más que Eli se ría de mi pijama prometo que un día saldré de fiesta con él.
-          El día normal: día normalito sin cosas extravagantes ni nada de nada.

Las peleas son algo común. El jueves pasado 3 porteros de la discoteca (tan “cuadraos” como en España) cayeron rodando escaleras abajo. Había dos chavales peleándose y fueron a separarlos, uno de ellos se reveló y empezó a forrajear. En un principio intentó reducirlo sólo un segurata pero, hicieron falta 3. Con tres seguratas rodeando al chaval y forrajeando con ellos se inestabilizaron y empezaron a rodar. En el rellano ya, consiguieron reducirlo y sacarlo fuera, les costó reducirlo.
Hubo otras 2 peleas más. Y la forma de proceder es:
  1. Un segurata ve la pelea.
  2. Llama a todo el equipo
  3. En menos de 5 segundos hay 10 seguratas a poner orden.
  4. Se llevan a la gente a la calle y a volar.

Mientras estaba en el baño hubo otra pelea que fue cuanto menos curiosa. Aparece una chavala y empieza a increpar a una que está en la cola del baño llamándola zorra y gilipollas y algún improperio más que no llegué a descifrar. En un arrebato de rabia la coge de los pelos. Lo sorprendente, pues que estábamos más de 25 personas en el baño y nadie hizo nada. Pero, como yo soy más tonta que nadie pues si que me metí, las separé y le dije a la loca que se fuera a dar un paseo. Me sorprende enormemente la insolidaridad que hay aquí. Muy políticamente correctos pero unos malditos capullos.

Las bebidas pues, en esta discoteca tienes un problema con ellas, según la planta en la que las pidas son más o menos caras. Para mí eso es incomprensible y, sigo dudando de la legalidad de hacerlo. Además, el jueves pasado el camarero no quiso servirle un chupito a una chavala que había venido a visitar a una española porque decía que iba muy borracha y que no lo iba a servir.

La entrada a la discoteca:
No hace falta que vayas bien arreglada para entrar, yo he entrado de las formas más “desaliñas” sin problema.
Los fines de semana vale 8£ entrar, sin consumición ni nada. El resto de días entre 3-5£. Pero, siempre hay alguna oferta de hecho sólo he pagado una vez para entrar.
Limite de aforo:
En todos los pub y discotecas, controlan exhaustivamente cuanta gente hay dentro. Tienen un contador y el portero, cuando te deja pasar le da un “clic”. No podrás quejarte de que se ha superado el aforo J
Otro detalle, es que siempre en la puerta hay un coche o dos de policía. El jueves pasado, empezaron a perseguir a un chaval que salía de la discoteca y lo cachearon. El chaval, aparentemente, no había hecho nada pero, corrió como un descosido hasta que lo pillaron.
A las 4 de la mañana está todo cerrado y, ¿¿a casa??
Después de tantos meses cada vez que salgo de fiesta sigo llegando a casa en estado de shock después de ver la fiesta inglesas LOL!!

domingo, 29 de enero de 2012

La visita a Londres (28-11-11 al 31-11-11):


La Development week es la semana que nos da la Universidad para que nos pongamos al día con todos los trabajos de la Facultad y, además es la semana en la que se hacen las actividades propias de la acción tutorial; como reuniones con tu tutor personal, actividades para mejorar los trabajos, presentaciones….
Pero, como podéis sospechar esa semana es para cualquier cosa menos para aprovecharla. Los y las inglesas se van para casa y los güiris nos vamos de viaje. Así que aproveché para ir a ver Londres y por supuesto a Eli y mi hermana. Bueno, en realidad, habría que cambiar el orden ver a Eli y Elena y luego ver Londres. ;)
Londres y Chester están a 5 maravillosas horas de distancia en bus. Así que, aunque me salió bastante barato son muchas horas de camino. Cogí el bus a las 8y30 de la mañana. Acostumbrándome, poco a poco, a la puntualidad inglesa a las 8y15 estaba ya en la parada . Vaya a ser que esto se fuera de la estación antes de tiempo.
En el bus con el portátil me puse a hacer cosillas y las 5 horas pasaron rápido.
Al llegar a Londres empezaba la odisea. Aquello es como una jungla y con sólo un mes y medio en estas tierras tampoco es que mi inglés fuera el mejor del mundo. Así que el instinto de supervivencia se puso en modo on. Al llegar llamé a Eli, porque Elena trabajaba, para que nos viéramos y me rescatara del metro. Coger el metro y conseguir localizarme fue todo un Challenge Accepted (por cierto ya sé pronunciar esto en inglés :D ).
Llegué a la estación de Victoria a coger el metro y tenía que comprar el billete. La cola era como es un concierto de Rock en pleno Londres ;) , en los mostradores así que llamé a Eli para que me explicara cómo carajo se hacía para pillar el billete rápido. Así que me fui a las máquinas expendedoras y conseguí mi billete.
Después de ver a Eli pues, hay que decirlo, si algún día vivo en Londres acabaré loca. Si no lo estoy ya. Es una ciudad en la que sólo eres una más dentro de la masa en la que lo único importante es consumir.
Comimos Eli y yo y, cuando mi hermana acabó de trabajar nos fuimos las 3 a dar un paseo por Londres y como era obvio pues había que ir a ST. Paul. Así que allí que estuvimos. Mi hermana pudo descubrir que hay alguien mucho más friki que yo J . Vamos que como le dije soy la normal del grupo.
Allí nos quedamos hasta las 11 de la noche. Primero estuvimos por allí viendo todo hasta que empezó la asamblea y nos quedamos. Que empezaba a las 6-7 de la tarde.
Primero hubo una asamblea en la que todo el mundo pudo hablar e iban subiendo a una tarima a hablar. La asamblea se dividió después en grupos de trabajo para trabajar sobre el acuerdo de mínimos. La mayoría de los acuerdos del consenso se referían a problemas bancarios lo cual nos sorprendió bastante.
Elena, viendo que esto se alargaba nos dijo que se iba. Debe ser que tanto frikismo no lo aguanta cualquiera. Se fue a casa. Y luego me uní yo cuando acabó la asamblea.
Así que seguimos en el grupo de trabajo y lo que más nos gustó es que al ver que no opinábamos nos preguntaron qué opinábamos sobre el tema.
Los ingleses, muy puntuales, marcaban tiempo para todo. Esto hacía que las asambleas no fueran eternas.
Al día siguiente, Eli tenía finde pero, mi hermana trabajaba. Así que dijimos de ir al British Museum pero, sospechosamente, cambiamos de plan cuando se fue mi hermana y nos preguntamos “¿British Museum o St. Paul?” Nos decidimos por St. Paul y allí echamos toda la mañana. Las dos dijimos lo mismo el British Museum va a estar allí toda la vida pero, la acampada de St. Paul no sabemos cuánto va a durar.
Por la tarde estuvimos en Candem Town, un mercado muy alternativo de Londres, en el que puedes encontrar todo tipo de frikadas. Incluida la tienda más friki que yo he visto en mi vida. En la puerta había un robot, dentro un montón de luces de neon y música tecno, evidentemente, los y las dependientas disfrazadas en una mezcla entre aliens y robots.
Después, tomamos un café con un amigo inglés de mi hermana y, por la noche fuimos con un compañero de trabajo y el novio de mi hermana a cenar. Os puedo asegurar que la comida de Londres es como sacada de un vertedero, pues dentro de todo lo malo esta cena fue la mejor. Tomamos un par de cervezas rodeadas de españoles, porque en Londres cada vez que das un paso aparecen mil españoles y españolas.
 El domingo, dimos un paseo por el río de Londres y el puente. Si hay una parte que me gusta de Londres, esa es el puente de Londres. La última vez que lo había visto hacía 6 años y fue por la noche (con un frió mortal) pero, me encantó y ahora más de lo mismo. Es increíble ese puente.  
Conseguir encontrarnos mi hermana y yo, con Eli ese día fue un poco complicado. Dimos mil vueltas y, nos encontramos a un grupo Scouts más lindos todos J .Conseguimos encontrarnos, al fin, y echamos a andar. Estuvimos andando todo el día hasta las 17 que parecía que eran las 11 de la noche. Así que muertas de cansancio nos fuimos a casa.
Lunes, último día que me quedaba en Londres, me iba a mediodía. Por la mañana me levanté temprano (las chicas de Londres estaban trabajando) y me fui a ver cosas frikis de Londres así que me fui a Hyde Park. Me habían dicho que había una zona en la que la gente se iba allí a contar lo que querían, a voces, pero no lo encontré. Pero, antes no me podía olvidar de pasar por la estación de King´s Cross para ir al andén 9 y ¾ pero, me encontré con esta maravillosa foto L


Así que me quedé sin poder hacerme la foto en el maravilloso andén 9 y ¾. Me han jodido la infancia.

Fui a despedirme de Eli. Me lancé a la aventura buscando yo sola el IOE, sin necesidad de que ella me viniera a recoger a la estación. Después de preguntar 8 veces y que nadie supiera donde estaba conseguí llegar.
Mientras Eli comía, yo me tomé un café. Me despedí de ella. Me fui que había quedado con Elena para comer cerca de su Hotel y luego me fui a la estación de autobuses a volver. La vuelta la pasé casi entera durmiendo.
Así que acaba el maravilloso viaje a Londres y empieza la vuelta a Chester a celebrar Halloween.